Los corales blandos y las praderas de Cymodocea han sido reconocidas bajo el amparo del Convenio OSPAR como hábitats amenazados que deben ser protegidos urgentemente. Esta nueva decisión es un importante avance en la conservación de los ecosistemas marinos y un paso hacia delante para la declaración de áreas marinas protegidas (AMP) en el Atlántico español.
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