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A propósito del sindicato de trabajadoras del sexo y la hipocresía gubernamental

El Gobierno ha iniciado acciones para impedir la legalización del sindicato de trabajadoras del sexo. Esto ha resucitado el debate sobre la legalización de la prostitucion. Estoy leyendo bastantes opiniones que dicen que el sexo es una necesidad y por eso la prostitucion debe existir y ser legal. No comparto ese argumento, pero sí pienso que debe legalizarse.

El sexo no es una necesidad como comer o respirar. Se puede vivir felizmente sin sexo durante lustros, y se puede rechazar recurrir a la prostitucion en ese contexto porque el individuo no sienta ninguna excitacion al saber que no está siendo deseado por su pareja sexual, hasta el punto de que debe pagarle para acostarse con ella.

Pero el problema es otro. Las opciones sexuales de cada individuo son tan intimas como diversas y dignas de protección. Una persona puede decidir permanecer virgen hasta el matrimonio, otra tener sexo solo con aquel a quien ame y otra mantener relaciones con cualquiera que le excite. En todos estos casos, imponérsele una opción distinta de la que ha elegido supondría una auténtica violacion, como las que sufren diariamente las prostitutas sometidas a redes de explotación sexual.

Precisamente por ello, el intercambio de sexo por dinero (que no está prohibido en España) debe estar absolutamente regularizado y sometido a un sistema de control que impida la prostitucion forzosa o su desarrollo en condiciones insalubres o peligrosas para la salud y la integridad de quienes la practican.

La única forma de conseguir esto es la legalización. Relegar la prostitucion al terreno de lo tolerado pero no regulado, condena a quienes la practican al absoluto desamparo y genera paraísos para las mafias. Si una ley estableciese que la prostitucion solamente podrá desarrollarse en lugares previamente sometidos a licencia estatal, imponiendo férreos controles para evitar cualquier explotación en ellos, las mafias perderían sus santuarios semiclandestinos donde hoy destrozan a tantas mujeres.

Las posturas de los sucesivos gobiernos españoles han sido tan hipócritas como destructivas para los derechos de quienes ejercen la prostitucion. Porque no la ilegalizan pero, a la vez, solo permiten que se desarrolle en la selva sin reglas que implica la falta de control legal. Y esa es la receta perfecta para dejar totalmente indefensas a las mujeres explotadas.

Eso sí, aparte de legalizar la prostitucion el Gobierno tiene la obligación de garantizar que toda mujer española pueda vivir dignamente de su trabajo sin necesidad de tener que prostituirse. Porque es monstruoso que una persona se vea forzada a vender su cuerpo por el yugo de la miseria. Los distintos gobiernos han fallado doblemente al no proteger a quienes se prostituyen por necesidad y a quienes lo hacen voluntariamente.