La propina más cuantiosa que se recuerda entre los trabajadores del Casino de Mallorca salió de las manos de un empresario de la isla y tuvo su origen en un error. El crupier recuerda que el jugador le pidió una apuesta al número 18 y que él colocó por error las fichas sobre el 16. Al ir a rectificar, el cliente cambió de opinión y pidió que mantuviera su dinero en el 16. Y ese fue el número que salió.
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