Los ensayos clínicos en los que participaron personas que ya habían recibido otras opciones de tratamiento sin éxito, mostraron que el acetato de abiraterone logró extender la vida de los pacientes en un promedio de cuatro meses. El tratamiento de la enfermedad se dificulta cuando el tumor se propaga a otros órganos fuera de la próstata -la pequeña glándula ubicada cerca de la vejiga. El acetato de abiraterone interfiere con la producción de la hormona testosterona, que puede estimular el crecimiento del cáncer.
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