Los militares españoles desplegados en Afganistán jamás pensaron que harían algo parecido. Ni les prepararon ni les advirtieron sobre ello. No era peligroso, pero sí inusual: han estado repartiendo libros, ejemplares de El Principito de Antoine de Saint-Exupéry traducidos al dari, un dialecto del farsi hablado en ese país.
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