Por primera vez, España estaba en condiciones de establecer un verdadero sistema de ciencia, de la mano de científicos como Ramón y Cajal, Menéndez Pidal, Ignacio Bolívar o Juan Negrín y de la pléyade de discípulos que seguían sus pasos: Severo Ochoa, Grande Covián, Ramón Carande, Cándido Bolívar o Nicolás Cabrera Sánchez.
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