«Si voy drogada de algo, necesito estar en contacto con la naturaleza. O eso, que me calma mucho, o follar. Y si son las dos cosas ya ni te cuento ». Quien habla no es una yonki ni una loca, sino una universitaria de veintipocos a quien llamaremos Girasol. Ella frecuenta el fenómeno free party de Mallorca, que surge como contestación a una isla invadida por el turismo y a un ocio mercantilizado. Quizá una fiesta así pueda darte miedo o incluso asco, pero ¿qué pasa cuando es tu única opción para pasártelo bien?
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