Las parejas liberales parecieran ser, a los ojos del mundo, seres de una moral distinta. Ser swinger tiene una conotación casi antisocial, y son pocos los "civiles" que saben que ésta práctica depende mucho más del sentido común, del amor y de otros valores tradicionales, que de la simple calentura. Éste artículo reflexiona sobre ello, y de manera irónica deja clara la relación entre la moral socialmente aceptada y el lifestyle swinger.
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