Desde el momento en que nos vestimos de niñas “preventorio” no volvimos a ver nuestras maletas, con libros de lectura, caramelos, ropa, muñecas… Las normas eran estrictas y claras, respetar los horarios al máximo, el uso del cuarto de baño dos veces al día, solo beber dos vasos de agua al día, comer todo lo que ponían en el plato, no moverte en la cama, acudir a misa con respeto, etc. Relacionada:
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