Desvergüenza en el sur, por la tolerancia con el festival inmobiliario, e hipocresía en el norte, por la falta de transparencia económica, sobre todo bancaria, y el desvío de la atención hacia temas anecdóticos. Podría ser el epitafio de la actual Europa en crisis. En el centro de la imagen, una Alemania que pone en la picota a su presidente, Christian Wulff, por una minucia. El escrúpulo nacional no impide que el público alemán lo desconozca todo sobre sus bancos, entre los más opacos del mundo.
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