Según cifra proporcionada por el Gobierno en 1944, 12.000 fueron los niños, hijos de presas, arrancados de sus madres. Siguiendo las tesis del comandante Antonio Vallejo Nájera había que segregar y separar a los hijos de las madres para salvarles de ellas y reeducarles, porque "las rojas y marxistas eran psicópatas antisociales", un grupo de descerebradas. Bueno parece recordar que las prácticas de la dictadura Argentina con los niños ya se hicieron en España gracias a la inestimable colaboración de monjas y curas.
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