El Evangelio según San Marcos afirma que los verdaderos creyentes pueden “coger serpientes venenosas con sus manos” sin padecer ningún daño. Los primeros colonos ingleses en llegar al sur de EEUU se tomaron tan al pie de la letra estas palabras que todavía hoy algunos pastores pentecostales enarbolan serpientes venenosas durante los servicios religiosos. Uno de los más renombrados defensores de esta peligrosa práctica, Mack Wolford, falleció el pasado domingo tras recibir el mordisco de una víbora venenosa durante una ceremonia.
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