Traidores. Desleales. Cobardes. Judíos que se odian a sí mismos. Son algunos de los apelativos que los insumisos reciben a diario en Israel. Pero no es sólo eso: la insumisión tiene un alto precio en un Estado sumido en la batalla desde que nació. Quienes no hacen el servicio militar –obligatorio por tres años para los hombres y dos para las mujeres– pagan las consecuencias toda la vida. Les deniegan hipotecas y, ahora, hay una propuesta de ley para que no se les deje sacarse el carné de conducir. Tampoco acceden al empleo público y muchos...
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