Durante la primera década tras la adopción masiva de Internet proliferó un tipo de estafa a través de correo electrónico que implicaba -de un modo u otro- a algún dictador Nigeriano o de otro país del oeste africano. [...] Puede parecer que los spammers son realmente malos [...] pero las apariencias engañan. [...] Son pocos, bien organizados y cuentan con gente muy preparada [...] Entonces ¿cómo es posible que cuenten historias tan rocambolescas o hagan correos tan sumamente malos? La respuesta la tenemos en una palabra: pre-cualificación.
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