Hoy he recibido una de las peores noticias que me podía imaginar: la alcaldesa de Zamora, la impresentable Rosa Valdeón, ha decidido hacer pagar a la Iglesia el IBI. Esto es una catástrofe. Porque aunque sólo nos exigieran ese impuesto sobre los lugares no dedicados al culto, la puerta de nuestra sangría ya se ha abierto, y a partir de ahora cualquier ayuntamiento será el que decida qué edificios pagan y cuánto pagan.
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