María N. V. era una más de esas chicas que, de vez en cuando, saca una botella de agua mineral del bolso y bebe, casi de manera refleja y en cualquier lugar, sin sentir en realidad una sed 'física' que deban satisfacer. Todavía reconoce no tener muy claro cómo terminó un día en el servicio de urgencias del Hospital Ramón y Cajal, donde le diagnosticaron una adicción de la que ni siquiera era consciente: María era potomaníaca y todavía hoy está en tratamiento.
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