La literatura no es la panacea liberadora, no resuelve los entuertos ni salva de una enfermedad terminal. Sin embargo, cicatriza las heridas del alma, permite reproducir simbólicamente espacios de ensueño y en ellos, crea, libera, proyecta. Desde la lectura en voz alta, acercando las primeras nanas que todo sujeto necesita para su arrullo íntimo hasta las más vigorosas de las hazañas o las entonaciones estróficas del mejor poeta... Vía facebook by Rafael Ballesteros y
desequilibros.blogspot.com/2009/05/por-que-y-para-que-leer.html