El derecho a la ciudadanía lo concede el pago de impuestos. Quien paga adopta la condición de ciudadano de pleno derecho. Por eso mismo quiero decir que las próximas elecciones del 28 de noviembre las interpreto como una fiesta que se ha montado la clase política catalana para perpetuarse a sí misma. Si tuviera alguna confianza en este sistema votaría en blanco, pero como creo que les da absolutamente igual, no iré a votar. Nunca me han gustado las fiestas, y menos las que pago y no disfruto. Lo de menos es que me hayan invitado.
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