De momento no han hecho nada pero no están dispuestos a permanecer impasibles ante las protestas y caceroladas de que son objeto. Dicen que tienen razones más que sobradas para indignarse. Reclaman más rigor, menos despilfarro del voto y una verdadera regeneración ética. Ponen como ejemplo que un elector mil eurista, con un empleo en precario, que hace dos años compró un piso de 300.000 euros, un coche de gama media, un camión de muebles de Ikea y firmó una hipoteca que afectará incluso a sus nietos, es realmente indignante que reclame...
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