Mientras conversaban con la joven, un policía local se aproximó a ella con sigilo. Pudo acercarse lo suficiente para, en un gesto rápido, quitarle el mechero de las manos. El principal peligro había pasado. Otro policía nacional se aproximó a la mujer y la redujo, abrazándola. La situación quedó definitivamente controlada.
|
etiquetas: bozo , malaga