Una vecina se acercó al cuartelillo de los municipales para denunciar que una tercera persona había colgado en ese portal una grabación de su hija. El vídeo había sido capturado en un bar de la localidad por una pandilla de chicas sin el consentimiento de la afectada, su hija, y con un claro objetivo de burla. Los agentes informaron de que ese tipo de grabaciones suponen un presunto delito de violación de la intimidad personal y contra el honor. La citada querella sigue su curso en los tribunales.
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