Los agentes de la Policía Rural de Cullera se plantaron a principios de julio y se negaron a conducir el Opel Astra que el ayuntamiento ponía a su disposición tras comprobar que la ITV había caducado el 20 de junio anterior, no disponía de seguro según la ficha de la Dirección General de Tráfico y estaba a nombre de una persona fallecida, además de carecer de un equipamiento mínimo. Este turismo había sido retirado de la vía pública tras detectar que estaba abandonado y tramitar su declaración como residuo sólido urbano o chatarra
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