El terremoto no me ha matado, así que tampoco lo conseguirán unos cuantos porrazos". Con la cabeza vendada y la camiseta empapada en sangre, el pizzero Vincenzo Benedetti encajó sin perder un ápice de coraje los porrazos que le propinó la policía italiana ayer en Roma al reprimir una manifestación de las víctimas del terremoto de la región de los Abruzos.
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