El emocionado abrazo en el que se fundieron ayer Lluís Martí, de 52 años, y su hijo Loïck, de 9 años, debería ser suficiente motivo como para olvidar las culpas que acabaron en este gesto y buscar soluciones para que no se repitan. Eran las 11.30 de la mañana y, minutos antes, una veintena de personas,entre vecinos y miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), habían evitado el desahucio de la vivienda de La Bisbal del Penedès (Baix Penedès) en la que padre e hijo viven desde el 2002.
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