Muchas de las piscinas abandonadas que la fotógrafa Gigi Cifali elogia en las imágenes sombrías que forman su colección ‘Absence of Water’ fueron construidas en el clímax de los baños públicos británicos de los años 30, hasta que pasaron de moda y la gente podía construir sus propias piscinas. Poco a poco, la asistencia fue disminuyendo, forzando a que muchas de ellas cerraran a finales del siglo pasado. Las enormes (y en ocasiones espectaculares) construcciones quedaron como testigos mudos del pasado.
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