A parte del discurso contra las embajadas de algunos micrófonos poco amigos, echo de menos una crítica seria desde casa, no en vano el gasto de estas delegaciones es insostenible. Por ejemplo, los dos casos más chillones: la oficina de 280 metros cuadrados que tenemos en el Rockefeller Center de Manhattan nos cuesta 330.000 euros anuales de alquiler; la de París, de 580 metros cuadrados, nos cuesta 399.000.
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