A mi, el juez Pedraz, me da una envidia grandísima, porque sólo con pronunciar dos palabras, decadencia y política, arma un escándalo mayor que Alí Baba y los cuarenta ladrones cuando decían ¡ábrete sésamo!. Y todo porque se ha atrevido a emitir una sentencia que expresa la opinión de miles de ciudadanos, cuando el Gobierno esperaba castigos ejemplares.
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