A M.J. le chocó que Campuzano, que la violó al menos en dos ocasiones y la obligó a realizarle una felación, llegara incluso a pedirle perdón por lo que estaba haciendo. No solo eso, sino que «me pidió el teléfono para quedar al viernes siguiente. Le dije que me lo había quitado, me lo devolvió y le di un número falso. Antes de irse, me ayudó a vestirme, me besó y me dijo que me iba a llamar. Y se fue».
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