Estaban tan hartos de ser sancionados por no poner el tique de la ORA a su coche cada vez que lo estacionaban en la zona azul de la capital ourensana que urdieron un plan para evitar las multas de los controladores. Y así, en un alarde de ingenio, presuntamente decidieron escanear un recibo legal, del que hicieron dos copias a las que cambiaron las horas que marcaban los límites del estacionamiento. Para perfeccionar la falsificación, colorearon las bandas con un rotulador azul, «a fin de simular que eran auténticos».
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