Los dueños de los bazares orientales que surten de alcohol a los jóvenes recurren al cambio continuo de titularidad para eludir las sanciones y el cierre de los establecimientos. "Un día vas al negocio y está Chin Lu y al siguiente está Lun Chi". De esta manera tan gráfica la Policía Local granadina intenta explicar la picaresca que envuelve a los negocios de ciudadanos chinos y que, en muchas ocasiones, escapan a la cadena de multas puestas cada fin de semana por vulnerar la ley. Cuando van a cobrar la sanción, y han cambiado el titular.
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