Parece que Hollywood ha alcanzado su cenit. Si fuera un sector normal (el de las películas fotográficas, por ejemplo, o las máquinas de escribir) podría tener por delante un par de décadas de pacífico declive. Pero esta no es una industria normal. La gente que la dirige son tal malvados y están tan conectados con los políticos que podrían hacer mucho daño a las libertades civiles y a la economía mundial en su caída. Sería por tanto una buena cosa si los competidores aceleraran su fallecimiento.
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