Ayer veía por Youtube una entrevista que hicieron a Sánchez Dragó en Intereconomía, donde éste afirmaba sin cortarse que hoy sufrimos una restricción de las libertades mucho mayor que la del franquismo, porque en aquellos tiempos tú podías hacer lo que quisieras siempre que no te metieses en política. Nadie le preguntó si en la época de Franco un hombre podía vestirse de mujer en la calle, o una mujer podía divorciarse de su marido, o dos jóvenes podían comprar anticonceptivos o besarse en la boca en la plaza mayor de su pueblo, o un hombre podía decidir que su hijo no estudiase religión en las aulas. No se lo preguntaron porque, obviamente, estaba en territorio amigo (o porque entendían que todo eso era "meterse en política").
A renglón seguido, Sánchez Dragó afirmaba que él era un defensor de la libertad dentro de la terrible dictadura de lo políticamente correcto en que vivimos, y que es más asfixiante que la franquista. Y para concluir decía que en La India se considera fecha de nacimiento de cada persona el momento en que se unieron el óvulo y el espermatozoide del que surgió, y que por tanto el aborto (e incluso la eliminación del embrión cuando aún no es feto) es el peor de los crímenes imaginables.
Cuando acabó la entrevista, recordé aquel capítulo de Padre de Familia en el que el suegro de Peter Griffin (un industrial multimillonario) le convence para montar un "movimiento revolucionario" que acabe con la tiranía del Estado (impuestos, leyes...) en su ciudad. Ambos persuaden a la mayoría de la ciudad y ésta termina independizándose de EEUU y quedando fuera del poder del Estado. El suegro de Peter va a su fábrica y aumenta la potencia de sus máquinas generando una nube contaminante que asfixia a la población. Peter acude a él para quejarse de la polución, así como de que los servicios públicos ya no existen y los ciudadanos están desamparados. Su suegro le replica que no es su problema y le da con la puerta en las narices. Al final, los mismos que pelearon por la abolición del Estado tienen que reintegrarse en él para recuperar sus derechos.
Una de las principales armas de la derecha (y sobre todo de la ultraderecha) es ese populismo que presenta la defensa de la libertad como su principal bandera. Te dicen que el sistema de tiraniza por obligarte a pagar impuestos, por censurarte si quieres decir "los moros son malos por naturaleza" o "esa tía es una zorra" y por obligarte a conducir a 80 km/h.
Cuando te lo digan, pregúntales si ellos te dejarían morir libremente en caso de que sufrieses una enfermedad incurable que te matase de dolor. Pregúntales si te dejarían abortar en caso de que tu hijo naciese con terribles malformaciones. Pregúntales qué multas te pondrían si, tras sufrir un recorte salarial, decidieras cortar una calle espontáneamente con tus compañeros para protestar, y si esas multas serían mayores a las que hoy existen (aunque a eso ya te han respondido con la Ley Mordaza). Pregúntales cómo van a garantizar la libertad de tu hijo para estudiar si no puedes pagar la matrícula de su universidad porque la han subido. Pregúntales cómo van a garantizar tu libertad para seguir vivo si sufres una enfermedad degenerativa que requiere tratamiento inmediato y las listas de espera son de 4 meses debido a los recortes.
Seamos serios: no hay nada más liberticida que el populismo de derechas. Niegan la libertad para actuar conforme a la propia conciencia en el ámbito privado (por ejemplo la eutanasia) porque consideran que la "moral natural" es el catolicismo, y que todo el mundo debe obrar conforme a sus dictados. Dicen que viola tu libertad el hecho de que se sancione a quien insulta o denigra a otro por su sexo o raza, pero quieren imponer leyes que te priven de cotas de libertad ya conquistadas (caso de la ley del aborto, que es exactamente igual que la de la inmensa mayoría de países europeos, pero ellos quieren retroceder a hace 30 años).
Y también niegan tu libertad para comer, estudiar, calentarte o curarte. Porque los impuestos y los servicios públicos que se pagan con ellos están al servicio de la libertad. En su sistema ideal, también hay impuestos y servicios públicos, pero se ciñen a los que les convienen para asegurar sus privilegios (policía, ejército y jueces). Si es aceptable que pague impuestos para sostener a un juez o un policía, también lo es que los pague para mantener a un médico, un maestro o un asistente social. Porque todos esos funcionarios tienen como misión asegurar la dignidad de la persona, que no es mayor o menor por su nivel de renta, y debe ser protegida en todo caso de un modo integral. Y del respeto a esa dignidad nace su libertad, porque yo no soy libre para estudiar, comer o curarme si carezco de los recursos para ello, independientemente de que la Constitución lo diga en sus bonitas hojas de papel.
Piensa en qué tipo de sociedad quieres. Una sociedad donde tú pagues 100 de impuestos pero el rico pague 100000, y ese dinero se invierta en asegurar una vida digna para ti, para él y para quien no puede pagar esos 100 pero, si se le da una oportunidad, él o su hijo pueden acabar siendo el próximo Premio Nobel. O una selva donde tú y el rico paguéis 50 de impuestos cada uno, pero los hospitales y escuelas que debían sostenerse con los 10000 estén en ruinas por falta de fondos. Una sociedad donde si abortas vas a la cárcel, y si quieres tener a tu hijo pero careces del dinero preciso para mantenerle, te dirán que es tu problema. Hay que identificar el Caballo de Troya de la falsa transgresión que, en nombre de una libertad de cartón piedra, pretende devolvernos al blanco y negro del NODO.