Es evidente que el modelo productivo de España durante los últimos años –basado en el uso intensivo de empleo de baja cualificación en sectores como los servicios de restauración o construcción- explica esta dualidad del mercado de trabajo. Pero contando con ello, resulta verdaderamente lamentable que la sociedad española –y en particular los sindicatos- asistan mudos a la fiesta del despido del trabajador temporal. Haciendo recaer en ellos las consecuencias nefastas de la crisis económica. Toda una muestra de solidaridad obrera.
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