El teléfono sonó con fuerza aquella mañana, el 16 de agosto de 2008. Cuando Joxe Manuel Régil cogió la llamada, no esperaba encontrarse con una sorpresa tan desagradable. Se trataba de su asesor personal en la Kutxa, quién le preguntó lo siguiente: "¿Qué ha pasado con vuestro teléfono? Telefónica os iba a cobrar más de 3.000 euros en la última factura. Hemos paralizado la operación". Aquella pregunta fue el inicio de una pesadilla que dura hasta hoy y que está causando muchos quebraderos de cabeza a Joxe Manuel y su esposa, María Lourdes.
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