Cuando los clientes del bar Airiños, en Cambados, se vieron sorprendidos con la presencia de dos rumanos y un brasileño. Venían buscando al propietario del local, Luis Fernández Pomares, hijo del Peque, un conocido narcotraficante ya fallecido. A él le propinaron una paliza, pero, a cambio, acabaron la noche en el hospital. El agredido no solo sacó una pala para defenderse, sino que además estrelló su todoterreno Mercedes contra el vehículo en el que los supuestos atacantes quisieron escapar.
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