Un hombre de 29 años de edad murió de un disparo en la cabeza cuando un arma de fuego fue accionada accidentalmente por un perro de su propiedad. La perdigonada en la frente fue mortal. El animal dormía sobre el arma en una camioneta. La víctima abrió violentamente la puerta y despertó súbitamente a la mascota, que —asustada— accionó fortuitamente el gatillo y efectuó el disparo.
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