Su cerebro es tan grande, que literalmente, no les cabe en la cabeza. Las especies de araña más pequeñas, como las ninfas del género 'Mysmena', son tan diminutas que tienen que aprovechar al máximo todas las cavidades de su cuerpo. Sus cerebros son proporcionalmente más grandes que los de otras especies de mayor tamaño, hasta el punto de que estos llegan a 'invadir' el 80% de su cuerpo, incluyendo una cuarta parte de sus patas.
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