Recientemente tuvo lugar la peor matanza de cristianos en Siria –fosas comunes, mujeres y niños masacrados e iglesias destruidas–. Sus autores fueron los rebeldes yihadistas apoyados por Estados Unidos y los medios mayoritarios, que permanecen callados, como de costumbre (es decir, cuando no tratan de quitar importancia a los hechos). La masacre tuvo lugar en Sadad, un humildísimo asentamiento cristiano siriaco tan antiguo que es mencionado en el Viejo Testamento. 600 familias se habían refugiado allí, solo para que los yihadistas las siguieran
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