Para inaugurar este sub voy a contar mi propia ruina.
Antes de nada, aclarar que la idea de este sub está basada en el podcast "La Ruina", el cual os recomiendo.
www.youtube.com/watch?v=ZxC7rZFlKK0&t=2746s
Os dejo aquí el último que ha salido hoy por si queréis echarle un vistazo.
Mi ruina se remonta a un verano de hace 3 años.
Una vez acabas la universidad lo tradicional es cogerse una buena borrachera para celebrarlo y eso es lo que hice. Me fui a otra ciudad con mis amigos de fiesta y me bebí hasta el agua de los floreros.
Cuando mis capacidades ya estaban bastante mermadas, me crucé con una chica que, sin mediar palabra, se me abalanzó y me plantó un beso en los morros. No hice preguntas y le seguí el juego, con lo cocido que iba no estaba yo para tener una conversación.
Nos estuvimos enrollando un rato hasta que decidió que ya era suficiente y que era hora de ir a su casa. Me cogió de la mano y me arrastró, como quién arrastra un saco de patatas, hasta su cama. Todo bien, que yo recuerde, hasta que finalmente nos quedamos dormidos uno junto al otro.
Sobre las 9 de la mañana del día siguiente, suena el timbre insistentemente. La chica se levanta, responde al telefonillo, abre y vuelve corriendo a toda velocidad.
— MI NOVIO ESTÁ SUBIENDO!!! ALGUIEN SE HA CHIVADO!!!
Horror. Me pongo el pantalón y la camisa, cojo los zapatos, me guardo los calzoncillos en un bolsillo, los calcetines en otro, el condón usado en el bolsillo de atrás y me dirijo a la puerta. La abro y veo que el ascensor está subiendo, así que tomo las escaleras. En mi vida he bajado tan rápido 5 pisos.
Una vez en la calle, se podían escuchar los gritos del tío a varias manzanas de distancia, pero me había librado. Cuando el chute de adrenalina pasó, comencé a notar que seguía bastante borracho, y mientras deambulaba por la ciudad sin saber muy bien que hacer, me entraron ganas de vomitar. Y eso hice. En una papelera, a la vista de todo el mundo.
A la vista de todo el mundo y también de la Policía, la cual se paró a pocos metros.
— Documentación, por favor.
Me recompuse como pude y empecé a sacar objetos de los bolsillos con la esperanza de que alguno fuese mi cartera. Entre ellos estaban los calzoncillos y los calcetines que me había guardado, pero no mi cartera, así que busqué en los bolsillos de atrás y "et voila", apareció.
No me molesté en abrirla siquiera y se la di directamente al policía, el cual me la arrancó de la mano con energía. Parecía algo malhumorado.
Su expresión seria rápidamente se tornó en una cara como de chupar limones, mientras hacía aspavientos con la mano a la vez que lanzaba mi cartera al aire. El condón usado se había quedado pegado a la cartera, y de la cartera pasó a la mano del señor policía.
No hubo multa, pero sí una vergüenza infinita y una bronca lo suficientemente larga por parte de los policías como para que, desde entonces, controle mejor mis borracheras.