En 1988 fue arrestado Paul Ingram. Sus hijas Ericka y Julie, de 22 y 18 años, fueron a un retiro espiritual. Allí, la inspirada Karla Franko se ocupó de informar a las jóvenes sobre los abusos sexuales a los que las había sometido su padre, aunque no recordaran nada. Al regresar, ellas le denunciaron. A pesar de las acusaciones (violaciones, abortos forzosos, etc) nunca hubo pruebas aparte de los erróneos testimonios. Paul Ingram fue condenado y encarcelado. Se desató la histeria social con numerosas acusaciones. El FBI envió a Kenneth Lanning.
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