Dejamos atrás un periodo de tres meses absolutamente demoledor para España. La podredumbre instalada en todos los principales estamentos públicos y privados ha estallado con la mayor virulencia, en una apoteósica; orgiástica explosión que no por previsible ha dejado de ser impactante. De la metástasis se ha pasado a la pura secreción de brotes purulentos y asquerosos.
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