En la Tierra, los pedos no suelen ser un gran problema - olorosos, inofensivos y se disipan rápidamente. Pero si eres un astronauta, cada pedo que te tiras es una bomba de relojería. Los gases de los pedos son inflamables, algo que se puede convertir rápidamente en un problema en una diminuta cápsula presurizada en medio del espacio, donde los gases no tienen a dónde ir.
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