¿Tenía razón Laffer con su célebre curva? Es decir, tipos impositivos más elevados conducen de forma inexorable a una pérdida de recaudación. La respuesta a esta pregunta tiene una primera contestación: Sí. Al menos, eso es lo que ha sucedido en España en 2012 tras la fuerte subida del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) decidida por el actual Gobierno (entre 0,75 y 7 puntos en función del tramo de la base liquidable).
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