No es raro que a un miembro de una civilización avanzada le escandalice nuestro método, poco eficiente, de "criar un animal entero durante años para luego matarlo" (Neuromancer, de William Gibson, 1984). Lo más razonable para un futuro lejano es olvidarse de estar sujetos a la cadena biológica de producción y fabricar comida sintética, como en Planet of Eternal Night (1939), de John W. Campbell
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