La turista norteamericana Jean Barnard perdió el oído durante un vuelo de Qantas, entre Alice Springs y Darwin, después de sufrir los gritos de su vecino de butaca, un niño de tres años de potentes pulmones. Con el avión aún en la pista de despegue, el crío trepó sobre el brazo del asiento de Barnard y gritó con tal fuerza que la mujer empezó a sangrar por ambos oídos, sumiéndola en una “gélida sordera”. La pasajera ha denunciado a la compañía aérea por negligencia.
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