(C&P)EMPEZÓ A ESCRIBIR SU NOVELA en 1997 y desde el principio tenía pensado borrarla del ordenador nada más acabar. Tal era el plan ahora llevado a cabo por Stephan Okjsgord, un vecino de Estocolmo que tenía previsto entrar de esta manera por la puerta grande de la literatura maldita. Sin embargo su gesto no ha tenido la repercusión que esperaba y a día de hoy está buscando trabajo en un bar.
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