Ya no voy a entrar en si este sitio funciona bien o mal, pero creo que sería interesante imaginar un Parlamento nacional al estilo de Menéame.
En primer lugar, los diputados más antiguos verían cómo su voto vale más, aupados por aquello de la experiencia en el valor base de su voto. O sea, que cuanto más tiempo llevas y más te pudres y más experiencia tienes, más se te tiene en cuenta.
En segundo lugar, cualquier propuesta podría ser llevada a ley y necesitaría los votos suficientes, pero como no todos los votos valen lo mismo se trataría de concitar el máximo apoyo entre los más antiguos o los más populares, porque la popularidad también da fuerza parlamentaria.
Luego, nos encontraríamos con que con 160 votos a favor y 22 en contra, la moción sería rechazada y la ley no saldría adelante, porque los votos en contra tienen hasta cinco veces el valor de los votos a favor, o incluso más, algunas veces.
Siguiendo adelante, nos encontraríamos con que la mesa del Parlamento, o su presidenta, podría vetar sin previo aviso a algunos diputados, retirarles su derecho a voto y silenciarlos. Extraordinariamente, el acuerdo de varios diputados podría también retirar el derecho a voto de otros diputados y hasta eliminar su turno de palabra.
Por último, aunque una Ley fuese aprobada, se pagaría un extra a los diputados que votasen en su contra una vez promulgada para que, si se reúnen los votos suficientes en contra, aproximadamente una quinta parte de los que tiene a favor, esa Ley deje de estar en vigor y se penalice a su promotor.
¿A que os molaría esa clase de democracia?
Pues ya podéis contar lo que queráis de vuestro supuesto carácter izquierdista y libertario, porque buena parte de los que estáis aquí os comportáis de ese modo y apoyáis precisamente ese mecanismo.
Me importa un carajo lo que prediquéis: os conozco de sobra por vuestras obras.