Llegaron a Vigo desde Barcelona con una única ilusión: encontrar trabajo e iniciar una nueva vida con sus hijos. Pero el sueño se convirtió en pesadilla y Arantxa C, D. y José A. I., de 37 y 38 años, no solo se gastaron los ahorros que traían de Cataluña, sino que se quedaron en la calle. Y no solo eso: han tenido que entregar a sus dos hijos a una institución a través de la Xunta y viven en un inmueble en ruinas, sin agua ni luz,...
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