Otra vida. Hace cuatro años, Natalia sufrió un ataque cerebral poco común. Sus áreas intelectuales y afectivas quedaron intactas pero sólo puede mover sus ojos. Se lo conoce como síndrome de enclaustramiento. Pese a ello, no se deja estar: hoy, a los 29 años, ha logrado pequeñas gigantes mejoras y se anima a soñar algún proyecto.
|
etiquetas: síndrome de enclaustramiento , natalia , argentina , enfermedad