Con los inversores y las instituciones políticas europeas al borde del caos, casi todo el problema se resume en un nombre: Grecia. Con su economía situada al borde del impago, y en una protesta continua contra los recortes sociales, ni siquiera el nuevo Gobierno conseguirá sofocar el incendio. Los próximos días son cruciales. Francia, Alemania, el BCE y la Comisión están obligados a pactar una solución rápida para Grecia. No caben nuevas dilaciones ni reticencias. La supervivencia del euro depende en gran parte de ese acuerdo.
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